Nunca te van a cambiar por algo mejor, solo por algo más
fácil. Y con fácil no pretendo referirme a la acepción de “es una persona fácil”.
Esta vez me refiero al término fácil como algo viable, algo sin complicación
alguna. Imagino que te cambian por el hecho de no luchar, porque no hay que esperar de ella, porque sabes lo que hay
y lo que puedes obtener. Supongo que es una persona que te hace olvidar el
pasado y muchas veces, también el presente. Una persona que te enseña una nueva
visión del mundo que eclipsa la que hasta ahora tenías. Esa persona por la cual
valoras más un solo instante que todo lo vivido anteriormente. Una que llena
los vacíos que con la otra creías tener. ¿Es el cambio que necesitas en tu
vida? ¿Merece la pena? No lo sé, no sé lo que sentiste tú al besar unos labios
que no son los míos, no sé qué sentiste al elegir a otra persona, al anteponer
algo efímero sobre la estabilidad. Yo prefería discutir con alguien a quien
amaba que simplemente hablar con quién me gustaba. Pero claro, yo no soy tú. Yo
soy la que no sabe cómo explicarte que quiero que vuelvas. Que me da igual
todo, me da igual discutir todos los días, no vernos de lunes a viernes, o
echarnos todo en cara. Porque ante todo, te elegí a ti y te elegiría una y mil
veces más si tú me dieras la oportunidad. Vuelve, vuelve a celebrar la vida,
vuelve a pisar dejando huella, vuelve a la plaza donde ayer tocaba la orquesta,
vuelve a aquel 23 de enero, vuelve a aquella playa desierta, vuelve para que no
siga echándote de menos. Que yo, solo quiero que vuelvas.