domingo, 1 de septiembre de 2013

True love?

¿El amor verdadero? No sé si existe y, sinceramente me da igual si lo nuestro es eso o no. Cuando te vi, mi corazón dio un giro de 180 grados. Contigo padezco una sensación extraña de sentirme pequeña y grande a la vez. Y es que, la verdad, cuando me miras, me siento la persona más insignificante de este mundo pero no por ello relevante. Cuando me escuchas, la más grande, aquella que a pesar de su tamaño, es oída con gran atención, con placer de escuchar cada una de las tonterías que salen de entre sus labios y cada frase motivadora, filosófica o llena de coherencia.
Me haces ver perfectamente tus imperfecciones, hasta tal punto de que ame cada una de ellas. Y es que, se trata de eso, se trata de que quiero levantarme cada mañana a tu lado, quiero memorizar cada uno de los lunares de tu espalda, cada una de tus sonrisas, de tus miradas…
Quiero tenerte siempre cerca de mí porque, a las mujeres, se nos enamora día a día, poco a poco, hasta que te das cuenta de que valoras más una sonrisa suya que cualquier noche loca, que valoras más cada beso y abrazo que cualquier lio y que solo te hace feliz el hecho de que ella también lo sea. Porque el amor es eso, es sentir que la vida se te escapa de entre las manos si no estás con ella. Cuando quieres a alguien, te da igual cruzar cielo, mar y tierra solo para hacerla feliz. Cuando estés dispuesto a sacrificar toda tu vida por ella y, a morir por alguien solo por el hecho de no querer que falte ni un solo día de tu vida, es que estás verdaderamente enamorado. Cuando de verdad sientas que la echas de menos siempre que respiras, es cuando merece la pena compartir tu vida con alguien así. Pero, no hagas que tu sonrisa solo dependa de la de ella, habrá un día en el que no esté y tendrás que aprender a sonreír por ti mismo y por todo lo que te queda por vivir.   



Con los pies en la tierra y el corazón en el cielo.

¿Sabes? No tengo complejo de adulta pero tampoco de niña. Soy como soy y me gusto como tal. Sí, es cierto, me gusta ir adelantada, aprender y experimentar porque, esperar duele y cuesta demasiado, pues no se suelen cumplir esas expectativas; pero, también necesito a veces que me recuerden mi edad. Hay mucha gente que lo hace, mis padres, algunos amigos… Pero, de manera demasiado brusca, de manera efímera y rápida. Por  eso, aprovecho cada charla contigo, porque me muestras la realidad tal y como es pero de una manera sutil.  Porque eres de las pocas personas que lo hacen, porque entre tontería y tontería y entre broma y broma, me ayudas a ir encontrando mi lugar, mi sitio, perfilando mi manera de ser. Porque, te muestras tal y como eres, con una transparencia necesaria pero a la vez codiciada. Porque, me ayudas  a estar con el corazón en el cielo y los pies en la tierra.



Las palabras duelen.

No lo sabes, no la sientes como yo, no la critiques pues. Somos personas que, estudiamos horas y horas al día, vivimos en el conservatorio y, soñamos con partituras clasicistas y barrocas, con bandas sonoras… Y con ilusiones musicales que probablemente, sean igual de importantes que las tuyas de ser futbolista, modelo o médico.
Me parece bien que no quieras oírme, que no quieras escucharme y, cierto es que yo no te voy a obligar. Pero, más que nada, ten un poco de educación y, no te rías porque, ponemos todo nuestro empeño para lograr la melodía perfecta. No entiendes lo que es para mi la música, no lo logras comprender… Tampoco te pido que lo hagas, pero por lo menos, tenle un respeto, porque, tus canciones favoritas salieron de un acorde de piano, del puntear de una guitarra o de la imaginación de un cantautor.





¿La conoces en persona? ¿Te has molestado alguna vez en hablar con ella? No! Y entonces… ¿cómo sabes que no te gusta, si es guapa o fea, si es simpática o, si también tiene corazón?
Tú simplemente te dedicas a juzgarla, sin conocerla siquiera, dando por hecho cosas que, probablemente no sean ciertas.
Decirle “gorda” a una persona provoca miles y miles de sentimientos, humillación, desprecio… Provoca horas vomitando, chicas llorando y con pensamientos que, si conocieses, callarían aquellas palabras que escupes.
Decirle “p***” a una persona, provoca llantos continuados mientras tu continuas metiéndote con ella. No te molestas en conocer sus razones, sus motivos, su vida o su ideología y credenciales, siempre piensas por ti mismo e imaginas realidades ficticias. No sabes siquiera si es virgen o no, a veces, solo usas este insulto porque no puedes tenerla o porque la ves hablando con personas del género opuesto. Hay un error de conceptos muy grande dentro de esta sociedad y dentro de miles de personas que la constituyen. Puede tener amigos, puede ser feliz, puede mantener conversaciones con gente más pequeña, de igual edad o mayores, no sabes su grado de madurez  ni si  se siente completa. El caso está en ponerle una etiqueta estúpida para alejarla de las personas que verdaderamente la quieren.
Decir “bollera” o “maricón” a alguien, es una de las palabras más horribles que hay en mi opinión, dado que se vale de insultos despreciativos para poner marcas y etiquetas a la orientación sexual de cada uno, siendo muchas veces esta la equívoca y usándose estos vocablos solo como opinión despectiva.  Sinceramente, ¿te importa su identidad sexual? ¿Te importa acaso de quien se enamore? Solo debería importante el hecho de que sea feliz si es tu amigo o, en caso de que no lo sea, no desearle ningún mal. Creo que, si te metes tanto con la gente y piensas tan mal de ella, deberías plantearte que, a lo mejor las raras no son ellas, si no tú, que te crees perfecto cuando en realidad, lo único a lo que te dedicas es a criticar al resto  para que bajen así sus niveles y así tú, sentirte superior. Si, tú! Plantéate que tipo de persona quieres ser, porque tus actos tienen consecuencias.


Ellas

Porque, mientras tú la tratas como a un objeto, llamándola solo cuando necesitas algo de ella, otro se muere porque esta le responda a los mensajes.
Porque, mientras tú piensas que es del montón, hay otro al que le parece una diosa.
Porque, mientras tú buscas una “Barbie” sin cerebro y la dejas por esto, otro la ve como la chica más inteligente y racional que va a encontrar.
Porque, mientras tú la rechazas cuando deja de interesarte, otro se muere por abrazarla.
Porque, mientras tú no la escuchas por ser demasiado inteligente o creerse superior en vez de ver su punto de vista, hay otro que vela porque le responda a sus whatsapps.
Porque, mientras tú no le hablas primero por orgullo, ella está mirando cada dos por tres tu última conexión del whatsapp.
Así que, por favor, pensad que, lo que  vosotros no sabéis apreciar, otro sí lo hará. Y, ya para finalizar, queridos machitos, el orgullo separa más que la distancia.




PD: Así como dato, ser mujeriego no te hace más hombre, solo más imbécil.