domingo, 12 de mayo de 2013

El lugar donde los sueños se hacen realidad



¿Edades? ¿Altura? ¿Raza? ¿Color? ¿Sexo? O ¿Religión? El amor es amor y no entiende de eso. El amor es sentir que necesitas a ese alguien para poder seguir sonriendo, pues si no, tu vida se escapa entre suspiros. Porque, aunque nadie depende de nadie, necesitamos sentirnos queridos por otros que son asimismo importantes para nosotros. Cuando se quiere a alguien, nada es suficiente para hacerlo feliz. Debemos luchar por lo que de verdad sentimos porque… ¿Quién no ha sentido ese momento en el que, las miradas se cruzan, los ojos se encuentran y las sonrisas asoman? ¿O aquella vez en la que te quedaste reflejado en la mirada de otra persona, para luego poner una mano en su cara, acariciando suavemente cada rasgo, buscando con tus labios los suyos?
¿Sabes una cosa? No quiero perderme ni una sola cosa de ti, velaré tu sueño cuando duermas con tal de no perderme ni una sola de tus respiraciones. Me da igual si eres un hombre o una mujer, si eres alto o bajo, feo o guapo, inteligente o pícaro, solo sé que te quiero y que, no deseo otra cosa que no sea tu amor porque, ser amado sin corresponder es la peor sensación del mundo; amar tú y no ser amado, un sufrimiento y, estar enamorado de alguien que no te da ninguna respuesta, un comedero de cabeza.
Puede que alguien opine que decir las palabras “amor”, “te quiero” y “enamorar” son un poco fuertes pero, yo por el contrario, creo que deben ser utilizadas cuando el sentimiento así lo requiere pues, nunca debes decir “Te amo” si no es verdad o, estarás jugando con los sentimientos de otra persona.
Por favor, acuérdate de algo, si la vas a querer, la quieres con todos sus defectos y no le pidas que cambie nada porque, es perfecta tal y como es. Si te enamoras, lo haces de su personalidad, de su forma de ser y de lo que ella te aporta, no de un físico, porque ese último se irá mientras el resto perdura. Porque, lo verdaderamente importante es, como eres tú cuando estás con él/ella, como te hace sentir… pues, puede que te esté llevando al cielo o, incluso más lejos, más allá de las nubes, al lugar donde los sueños se hacen realidad.


domingo, 5 de mayo de 2013

Abrázame y no me sueltes nunca, por favor.


Te me vas y, veo que no puedo hacer nada por evitarlo. Sinceramente, te quiero, pero tengo miedo. Me han dado demasiados palos y, por ello, no voy a dejar de amarte, ni tampoco de confiar… pero, ya me han fallado demasiadas personas. He perdido tanto y he ganado tan poco antaño, que no quiero que vuelva a suceder. Ahora mismo, estoy confusa porque, sin ser amigos, tenemos algo especial; sin ser novios, te quiero; sin ser hermanos, lo daría todo por ti… pero, entonces ¿Por qué no intentarlo? Porque la diferencia de entre tu ‘’te echo de menos’’ y el mío, es que el segundo es verdad.  No sé qué hacer, no sé qué decir, no sé si hago bien o, si por el contrario, cometo un error. Uno, que cometería mil veces más.
Te juro que no fue mi intención hacerte daño… dijeron algunos, otros en cambio, me dijeron que era yo la que había cambiado. ¿En serio? Las comparaciones son odiosas. Nunca seré aquella de la que te enamoraste alguna vez, pero, no pretendo brillar como ella, simplemente quiero ser otra nueva estrella de tu firmamento. No de las fugaces que tanto lucen y de las que su amor es tan corto  y tan largo su olvido, sino de esas que duran miles y miles de años. De esas que, una vez muertas, siguen brillando a los ojos humanos durante mucho tiempo.
No quiero una tarde junto a ti, quiero una vida. No una conversación eterna, sino pequeñas charlas todas las noches durante la cena. No quiero una noche loca junto a ti, quiero dormir mecida por tus brazos, mientras me besas y velas mi sueño para que no me pase nada. No quiero despertarme cada mañana con una resaca sin saber lo que hicimos la noche anterior, quiero que me despiertes con unos buenos días princesa, recordándome que hoy, nuestros hijos tienen partido de futbol y concierto de banda. No quiero un rollo pasajero, quiero instalarme en tu corazón para no irme jamás de él.
Me da igual todo lo que diga y piense la gente, me da igual mientras sea feliz junto a ti. Llámame loca, soñadora o infantil, pija, cursi o malcriada, me da igual. Soy feliz por verte, por saber que, probablemente leas esto y no te sientas identificado, pese a que algo en lo más profundo de tu corazón te diga que va dirigido a ti, a aquel que tantas veces me ha sacado una sonrisa, ya sea en persona o a través de una pantalla. Porque, para mí los kilómetros no van a ser un impedimento, van a ser un beneficio, tal vez no pueda tocarte o verte, lo que me duele, pero puedo hablarte y, con escuchar tu voz o leer una sola palabra tuya ya soy feliz.
Porque, lo que verdaderamente importa, es el interior de las personas y, todo lo que conlleva el amar y ser amado. 



El lado bueno de las cosas


Nadie se merece morir de forma cruel, nadie se merece ver a su familia morir de hambre sin que tú puedas evitarlo, nadie se merece ver como alguien va a un sitio a cumplir su deber, aunque sepa que lo más probable es que no regrese jamás. Nadie se merece que le insulten, desprecien, maltraten, se rían de el…etc. Nadie se merece el sufrimiento, porque no hay nadie tan cruel en este mundo como para merecérselo. Aun así, éste debe existir, porque gracias a él aprendemos a valorar las pequeñas cosas de la vida, aprendemos el valor de un beso, una mirada, un instante; el valor de una canción, de un segundo, de una recompensa recibida gracias a tu duro trabajo, aprendemos a valorar una sonrisa, incluso hasta un simple gracias. ¿Es ese el secreto de la felicidad? No lo sé, puede que el secreto esté en las pequeñas cosas, en dar mucho y recibir poco, o en descubrir que a lo largo de tu vida, te han devuelto mucho más de lo que has dado. Puede que el secreto esté en vivir al máximo cada instante y disfrutarlo como si fuera el último, apreciar cada palabra y cada gesto, apreciar cada sonrisa, mirada o el resto de cosas que esta vida te pueda ofrecer, porque las oportunidades solo aparecen una vez en la vida, y cuando estas se presentan hay dos opciones: Aceptarlas y recibirlas o pasar de ellas. Generalmente la primera suele ser la acertada, aunque a veces no lo creamos así. La vida se basa en recibir y apreciar cada segundo de esta, cada nota de la melodía que te da, cada verso de los poemas, cada palabra de una frase, cada “Te quiero” que de dan en este mundo, se trata de vivir felices y de tomar solo la parte buena de esta.  El verdadero secreto está en la felicidad.