domingo, 24 de agosto de 2014

A ver cómo te explico yo que quiero que vuelvas.

Nunca te van a cambiar por algo mejor, solo por algo más fácil. Y con fácil no pretendo referirme a la acepción de “es una persona fácil”. Esta vez me refiero al término fácil como algo viable, algo sin complicación alguna. Imagino que te cambian por el hecho de no luchar, porque no hay  que esperar de ella, porque sabes lo que hay y lo que puedes obtener. Supongo que es una persona que te hace olvidar el pasado y muchas veces, también el presente. Una persona que te enseña una nueva visión del mundo que eclipsa la que hasta ahora tenías. Esa persona por la cual valoras más un solo instante que todo lo vivido anteriormente. Una que llena los vacíos que con la otra creías tener. ¿Es el cambio que necesitas en tu vida? ¿Merece la pena? No lo sé, no sé lo que sentiste tú al besar unos labios que no son los míos, no sé qué sentiste al elegir a otra persona, al anteponer algo efímero sobre la estabilidad. Yo prefería discutir con alguien a quien amaba que simplemente hablar con quién me gustaba. Pero claro, yo no soy tú. Yo soy la que no sabe cómo explicarte que quiero que vuelvas. Que me da igual todo, me da igual discutir todos los días, no vernos de lunes a viernes, o echarnos todo en cara. Porque ante todo, te elegí a ti y te elegiría una y mil veces más si tú me dieras la oportunidad. Vuelve, vuelve a celebrar la vida, vuelve a pisar dejando huella, vuelve a la plaza donde ayer tocaba la orquesta, vuelve a aquel 23 de enero, vuelve a aquella playa desierta, vuelve para que no siga echándote de menos. Que yo, solo quiero que vuelvas.