miércoles, 17 de abril de 2013

No, no me rendí. La verdad, nunca tuve motivos para quedarme.


No, no me rendí. Simplemente, me cansé de luchar por algo que sabía que no me iba a conducir a ninguna recompensa. Acabé cansada de esperar y buscarte desesperada  entre la gente. Eso se acabó. No pienso arrastrarme más, soy una princesa y, al final,todas deseamos y esperamos tener un príncipe subido en su corcel en nuestra puerta, que nos despierte todos los días con un, buenos días dormilona.
¿Por qué he decidido irme? Porque estaba harta de ser la última de una cola interminable, de ser la que siempre espera y la que nunca halla respuesta.  Me cansé. Lo siento si no soy lo suficientemente buena para ti, pero quiero ser real, no perfecta.


lunes, 8 de abril de 2013

If you could see me now.


Nos aferramos a la vida, como quien se aferra a la única cuerda que puede sacarte del abismo al trepar con ella. Acostumbramos a valorar las cosas cuando ya no las tenemos, cuando ya es demasiado tarde para intentar recuperarlas y por ello, nos hacemos daño a nosotros mismos.
Sí, es un error del que deberemos aprender solos, pero como el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra, lo volvemos a cometer, para no olvidar jamás lo incrédulos que somos por pensar que podemos desafiar a la muerte. Nunca lo ha hecho nadie y no podemos pretender llegar nosotros y comenzar una nueva etapa, de vidas inmortales y profundas y duraderas, imposibles de distinguir y perder, al igual que la primera gota que cae al pozo y que se pierde en la inmensidad de agua o, a aquella primera piedra que se coloca para construir el muro que nos protegerá de peligros como la indiferencia y la soledad.
Cada persona es como esa gota o esa piedra, única y especial. Sin la cual, no se podría haber llenado el pozo o formado el muro, pero que ahora no reconocemos, pues estamos demasiado ocupados pensando en un futuro constantemente cambiante, mientras nos olvidamos de esas personas que comenzaron con nosotros y que siguen ahí, pues el día que no estén les echaremos profundamente de menos.
Al igual que las estrellas, nuestra vida llega a su fin y, las más brillantes al igual que las personas con semejante lucidez, son ahora a las primeras que les toca su turno.
Las personas buenas se van antes que las malas, que quedan en el mundo para poder hacer ver a la gente que la vida es injusta, pero que siempre da una enseñanza en su misma medida, pues estas personas que permanecen enseñarán a nuevas generaciones futuras a valerse por sí mismos y a aprender que cuando te caigas, no habrá nadie para levantarte y que, tendrás que secarte las lágrimas, sonreír, mirar hacia adelante y seguir caminando. Es entonces cuando descubrirás que tipo de persona eres y, si debes tender o no tu mano a la próxima  persona que se caiga. Pues siempre hay alguien en el suelo y puede que esté esperando tu ayuda.
Las mejores personas son las de vida efímera, pero cuyo recuerdo queda para siempre guardado en la memoria de aquellos a los que quieres.
Te echo de menos, ojalá pudieras verme ahora