No lo sabes, no la sientes como yo, no la critiques pues.
Somos personas que, estudiamos horas y horas al día, vivimos en el
conservatorio y, soñamos con partituras clasicistas y barrocas, con bandas
sonoras… Y con ilusiones musicales que probablemente, sean igual de importantes
que las tuyas de ser futbolista, modelo o médico.
Me parece bien que no quieras oírme, que no quieras
escucharme y, cierto es que yo no te voy a obligar. Pero, más que nada, ten un
poco de educación y, no te rías porque, ponemos todo nuestro empeño para lograr
la melodía perfecta. No entiendes lo que es para mi la música, no lo logras comprender…
Tampoco te pido que lo hagas, pero por lo menos, tenle un respeto, porque, tus
canciones favoritas salieron de un acorde de piano, del puntear de una guitarra
o de la imaginación de un cantautor.
¿La conoces en persona? ¿Te has molestado alguna vez en
hablar con ella? No! Y entonces… ¿cómo sabes que no te gusta, si es guapa o fea,
si es simpática o, si también tiene corazón?
Tú simplemente te dedicas a juzgarla, sin conocerla siquiera,
dando por hecho cosas que, probablemente no sean ciertas.
Decirle “gorda” a una persona provoca miles y miles de
sentimientos, humillación, desprecio… Provoca horas vomitando, chicas llorando
y con pensamientos que, si conocieses, callarían aquellas palabras que escupes.
Decirle “p***” a una persona, provoca llantos continuados
mientras tu continuas metiéndote con ella. No te molestas en conocer sus
razones, sus motivos, su vida o su ideología y credenciales, siempre piensas
por ti mismo e imaginas realidades ficticias. No sabes siquiera si es virgen o
no, a veces, solo usas este insulto porque no puedes tenerla o porque la ves
hablando con personas del género opuesto. Hay un error de conceptos muy grande
dentro de esta sociedad y dentro de miles de personas que la constituyen. Puede
tener amigos, puede ser feliz, puede mantener conversaciones con gente más
pequeña, de igual edad o mayores, no sabes su grado de madurez ni si
se siente completa. El caso está en ponerle una etiqueta estúpida para
alejarla de las personas que verdaderamente la quieren.
Decir “bollera” o “maricón” a alguien, es una de las
palabras más horribles que hay en mi opinión, dado que se vale de insultos
despreciativos para poner marcas y etiquetas a la orientación sexual de cada
uno, siendo muchas veces esta la equívoca y usándose estos vocablos solo como
opinión despectiva. Sinceramente, ¿te
importa su identidad sexual? ¿Te importa acaso de quien se enamore? Solo
debería importante el hecho de que sea feliz si es tu amigo o, en caso de que
no lo sea, no desearle ningún mal. Creo que, si te metes tanto con la gente y
piensas tan mal de ella, deberías plantearte que, a lo mejor las raras no son
ellas, si no tú, que te crees perfecto cuando en realidad, lo único a lo que te
dedicas es a criticar al resto para que
bajen así sus niveles y así tú, sentirte superior. Si, tú! Plantéate que tipo
de persona quieres ser, porque tus actos tienen consecuencias.
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