Te mentí cada vez que te miré a los ojos para decir que todo estaba bien así.
Te mentí.
Te mentí en cada barrera que puse: ni aquello era una trinchera ni atacaban con piedras, era un ejército armado con flores.
Te mentí.
Te mentí desde el principio, yo ya sabía que iba a enamorarme de ti antes de preguntarte si ibas a besarme de una vez.
Te mentí.
No dejé de escribirte ni un solo día: arranqué las páginas.
Te mentí.
Te mentí una y otra vez.
No quería que ese beso fuera el último, ni esa tarde.
Te mentí.
Te mentí porque a mi me gusta hablar de lo imposible. De piedras y debilidades.
Te mentí.
Te mentí al decirte adiós, quiero que sigas quitándome el sueño todas las noches.
Te mentí.
Te mentí en cada pregunta que me hiciste sobre mis sentimientos.
Te mentí.
Te mentí porque siento, mucho más de lo que con palabras puedo expresar.
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