lunes, 6 de julio de 2015

Haz llorar a Aurora:

Aurora debe llorar.
Así lo han mandado 

y así lo han establecido.

Tal vez se siente sola, 
o se ríen de ella porque brilla mucho.
Tal vez no encuentra consuelo en su reflejo de nieve, 
ni en la música.

Puede que no la valoren, 
y por eso está triste.
O puede, simplemente, 
que nunca haya sido feliz.

Aurora es, una imagen, 
creada a partir de anhelos, destrozos, 
llantos y despojos.
Es un deseo inclumplido,
un amor de contexto,
una musa sin dueño ni artista,
el propio caos,
la invención más arisca.

Aurora seduce al aire bailando,
reta al tiempo entre cervezas,
fuma entre copa y copa
y nunca ha creído en la suerte.

Aurora llega tarde a la cita con el quererse
y cuando lo comprende, 
se ha esfumado la frase "justo a tiempo".

Aurora ama a destiempo,
echa de más las ausencias,
y se compone a base de pedacitos de otros fracasos.

Aurora viaja de norte a sur,
de Boreal a Austral,
de amor a engaño.

Ella no cree en nada,
yo sigo creyendo en ella.



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