domingo, 5 de mayo de 2013

Abrázame y no me sueltes nunca, por favor.


Te me vas y, veo que no puedo hacer nada por evitarlo. Sinceramente, te quiero, pero tengo miedo. Me han dado demasiados palos y, por ello, no voy a dejar de amarte, ni tampoco de confiar… pero, ya me han fallado demasiadas personas. He perdido tanto y he ganado tan poco antaño, que no quiero que vuelva a suceder. Ahora mismo, estoy confusa porque, sin ser amigos, tenemos algo especial; sin ser novios, te quiero; sin ser hermanos, lo daría todo por ti… pero, entonces ¿Por qué no intentarlo? Porque la diferencia de entre tu ‘’te echo de menos’’ y el mío, es que el segundo es verdad.  No sé qué hacer, no sé qué decir, no sé si hago bien o, si por el contrario, cometo un error. Uno, que cometería mil veces más.
Te juro que no fue mi intención hacerte daño… dijeron algunos, otros en cambio, me dijeron que era yo la que había cambiado. ¿En serio? Las comparaciones son odiosas. Nunca seré aquella de la que te enamoraste alguna vez, pero, no pretendo brillar como ella, simplemente quiero ser otra nueva estrella de tu firmamento. No de las fugaces que tanto lucen y de las que su amor es tan corto  y tan largo su olvido, sino de esas que duran miles y miles de años. De esas que, una vez muertas, siguen brillando a los ojos humanos durante mucho tiempo.
No quiero una tarde junto a ti, quiero una vida. No una conversación eterna, sino pequeñas charlas todas las noches durante la cena. No quiero una noche loca junto a ti, quiero dormir mecida por tus brazos, mientras me besas y velas mi sueño para que no me pase nada. No quiero despertarme cada mañana con una resaca sin saber lo que hicimos la noche anterior, quiero que me despiertes con unos buenos días princesa, recordándome que hoy, nuestros hijos tienen partido de futbol y concierto de banda. No quiero un rollo pasajero, quiero instalarme en tu corazón para no irme jamás de él.
Me da igual todo lo que diga y piense la gente, me da igual mientras sea feliz junto a ti. Llámame loca, soñadora o infantil, pija, cursi o malcriada, me da igual. Soy feliz por verte, por saber que, probablemente leas esto y no te sientas identificado, pese a que algo en lo más profundo de tu corazón te diga que va dirigido a ti, a aquel que tantas veces me ha sacado una sonrisa, ya sea en persona o a través de una pantalla. Porque, para mí los kilómetros no van a ser un impedimento, van a ser un beneficio, tal vez no pueda tocarte o verte, lo que me duele, pero puedo hablarte y, con escuchar tu voz o leer una sola palabra tuya ya soy feliz.
Porque, lo que verdaderamente importa, es el interior de las personas y, todo lo que conlleva el amar y ser amado. 



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