Pongamos dos chupitos de tequila, por no decir las penas.
Pongamos todas las mentiras, por no decir todo lo malo.
Pongamos dos rosas, por todos los 14 de febrero inexistentes.
Pongamos cuatro fotos, una por cada estación (de Vivaldi)
Pongamos dos tarjetas de crédito cortadas, porque lo realmente bueno no se compra con dinero.
Pongamos dos imanes, porque los opuestos se atraen.
Y ahora, pongamos cuatro poemas y una canción a punto del exilio.
Un par de tacones y una corbata cuyo nudo está mal hecho.
Una cadena de cosquillas que sube por mi costado y un enero que se me está haciendo muy cuesta arriba.
Un libro en blanco y un cuaderno con páginas arrancadas.
Un bolígrafo sin tinta y una escalera que solo baja.
Una regla que no mide nada y un marcador que solo pone puntos imposibles de detener entre el tiempo y el espacio.
Una orquesta sinfónica muda cuyo director es el silencio, y una guitarra sin cuerdas.
Unas gafas que no amplíen, sino que nos ciegue de las desgracias.
Una cadena que no ate a nada y unas ojeras como causa de la alegría.
Unas olas sin marea y una cama sin sueño.
Un camino hacia ninguna parte y unas flores sin perfume.
Un diccionario sin A ni Z y uno de sinónimos y antónimos que no esté enfrentado.
Un amor no descontextualizado y que no eche de menos. Y una esperanza que no mate el tiempo esperando.
Un tren al que te puedas subir en cualquier estación y un autobús que nunca se escape.
Una carrera ganada, y un sueño concluido.
La comisura de tus labios como fin del mundo y pestañas que provocan tsunamis en la otra parte de la tierra.
Cafés que queman más que el fuego y besos más fríos que un glaciar.
Palabras que tienen más mentiras escondidas que significados en su polisemia, y actos más sinceros que la verdad con su cara más oscura.
Unas gafas que no amplíen, sino que nos ciegue de las desgracias.
Una cadena que no ate a nada y unas ojeras como causa de la alegría.
Unas olas sin marea y una cama sin sueño.
Un camino hacia ninguna parte y unas flores sin perfume.
Un diccionario sin A ni Z y uno de sinónimos y antónimos que no esté enfrentado.
Un amor no descontextualizado y que no eche de menos. Y una esperanza que no mate el tiempo esperando.
Un tren al que te puedas subir en cualquier estación y un autobús que nunca se escape.
Una carrera ganada, y un sueño concluido.
La comisura de tus labios como fin del mundo y pestañas que provocan tsunamis en la otra parte de la tierra.
Cafés que queman más que el fuego y besos más fríos que un glaciar.
Palabras que tienen más mentiras escondidas que significados en su polisemia, y actos más sinceros que la verdad con su cara más oscura.
Qué irónica la vida, como se burla de nosotros.
Que valientes somos, que seguimos respirando.
Que insensatos, que nos suicidamos cada día.
Que ilusos, que creemos que el amor existe, pese a ser solo un proceso de liberación de feromonas que quiere sentirse reiterado.
Qué ciegos estamos, para aquello que nos hace daño.
Qué sentidos, que añoramos lo que un día nos hizo felices.
Qué inconformistas, que queremos la perfección.
Qué luchadores, que buscamos el disfrute en lo más simple.
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