martes, 25 de junio de 2013

Otro matiz con el que ver la vida.

Cada individuo tiene una ideología distinta, como seres humanos, somos racionales y creemos y pensamos de diferente manera. Seamos creyentes o no, nos guiemos por la ciencia o por la religión, nuestra manera de pensar es solo nuestra y no nos la puede quitar nadie.
Mucha gente cree que no tiene motivos por los que vivir, se dedican solo a la monotonía de sus días o, simplemente, la vive minuto a minuto, pero, siempre llega el día en el que volvemos la vista atrás y nos damos cuenta de que, nuestro índice de ganancias es más bajo que el de pérdidas, moralmente hablando o de que, simplemente, hemos vivido demasiado pronto.
Para todas aquellas personas, que sepan que yo creo que: Todos nacemos porque hay alguien o algo que así lo desea, porque en el mundo tiene que haber de todo y porque todo el mundo tiene una misión en esta vida.
A veces, ser un pacifista importante, una gran cantante o músico, un magnífico escritor, un grandioso médico o un arqueólogo resurgidor  de antiguas colonizaciones…
Todos dejan huella pero, aparte de estos, nacemos las personas que, pasito a pasito, levantamos el mundo y que lo ponemos en movimiento. Tal vez no dejemos huella en millones de personas pero, si en los suficientes corazones como para que ciertas personas sonrían al recordar nuestro nombre. Si tú estás leyendo esto ahora mismo, es porque probablemente, tengas algo que aprender de esto, te formes una opinión semejante o contraria, algo quiere que poseas esta información. Cada vez que hablas con alguien, aprendemos de ella, así como ella aprende de nosotros. Todos tenemos una misión en la vida, ya sea enseñarme algo, sacar una sonrisa a alguien, avisar a cierta persona o conocer simplemente, por eso vives.
Tanto yo como el resto de la gente que me rodea, nacemos libres, con la posibilidad de elegir que camino debemos tomar para cumplir nuestro propósito. Hay dos opciones, el bueno: en el cual damos las lecciones necesarias y ayudando a la gente tendiéndole nuestra mano; o, el malo, por llamarlo de alguna manera, pues no es malo, ni tampoco cruel. Es más bien, el alternativo, en el cual ayudamos a la gente a tropezar, poniendo piedras y obstáculos en su camino porque, así les ayudas a caer, para que aprendan a levantarse por sí solos.
Todo el mundo nace con el poder de la elección y, al cabo de nuestra vida, nos dejamos guiar por ambos, solo debemos aprender a escoger en cada momento el que más nos conviene y con el que podemos ayudar y ahorrar sufrimiento a los demás, sin descuidar nuestra felicidad propia.

Ahora, recapacita, piensa, sueña y sigue con tu vida después de leer este insignificante punto de vista que, probablemente te ayude a ver la vida con otro matiz y otra perspectiva.

Dedicado a mi pequeña saxofonista, ¡sonríe princesa! Nunca sabes quien se puede enamorar de tu sonrisa.





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