martes, 17 de marzo de 2015

Cinquanta (Sezione Due)

Dejarse llevar
suena demasiado bien.
Jugar a matar, nunca sabrás
como puede terminar.


Subir tu escalera, bajar tu costado.
Llorar con los ojos cerrados.
Perder ese tren,
dejar de correr.
Echar a volar,
dejarse matar.

A cualquier precio,
sin que quepa lugar a duda,
aquello que más amas
es lo mismo que te tortura.

Qué bonito es romper los cristales donde se ve reflejada nuestra transparencia.
Qué bonito es ser feliz una noche,
aunque sea entre tus brazos,
aunque sea colgando de tus labios;
aunque mañana tal vez no estés
y llore lágrimas de acuarela.

Y ahora que ya no buscas llamas ajenas,
ni celos en las esquinas,
ahora que sabes que tu tiempo pasó,
no te molestes en volver por aquí.

Que mi olvido ya no sabe lo que hacer para recordarte,
que el whisky barato ya no emborracha corazones desaliñados,
que ya has desistido en el intento de cambiarme.

Tarde es para darse cuenta
de que hubo meses en los que verdaderamente fuiste mío,
y épocas enteras en las que yo fui solo tuya.
Pero como nos pasa siempre, fue tarde y a destiempo.

Y ese, es nuestro gran problema
El no ponernos de acuerdo.
Porque cuando tu vas.
Yo ya he vuelto.

Y pasarse la vida
persiguiendo el uno al otro.




Feliz Semana Santa, os espero a la vuelta. Y mil disculpas por publicar ahora, es que a veces convierto los martes en domingos.

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